Por Carlos Cantero O.
Geógrafo, Doctor en sociología, Ex Senador
Director del Consejo Chileno de Tecnologías de Información y Comunicación
El Consejo Chileno de Tecnologías de Información y Comunicación expresó su preocupación por la brecha digital y su impacto en la igualdad de oportunidades en Chile. Esta inmersión forzada a la sociedad digital, surgió sin diseño, desafiando a toda la sociedad, por lo que se reclama del gobierno voluntad de implementar políticas públicas que aceleren el proceso de adaptabilidad en la sociedad chilena.
En el marco de su Diálogo Nacional, actividad que realiza cada miércoles a las 18 horas por la plataforma ZOOM, se advirtió que estos cambios en el comportamiento tendrán un efecto más allá del confinamiento por la pandemia y serán permanentes en la economía y las relaciones sociales. Este llamado cobra fuerza al observar lo que ocurre en teletrabajo, educación digital, comercio electrónico y telemedicina, entre otras actividades. Valoramos la iniciativa de Naciones Unidas (ONU) al declarar al Internet como un derecho humano, por lo que demandamos política pública de alfabetización y democratización digital.
La brecha tiene distintas dimensiones: infraestructura, equipamiento y usabilidad. En algunos lugares del país es por carencia de infraestructura digital, ciudadanos que se sienten marginados al no contar con conectividad. Chile continúa en deuda en materia de conectividad entre los países OCDE. La Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), señala que en el país existen 110 comunas donde sólo un 5% de los hogares tiene acceso a internet, mientras que en otras 55 solo un 1% accede a este servicio. En otros casos la brecha se da por carencia de equipamiento, no se cuenta con capacidad económica para financiar una línea de Internet, acceder a un computador, teléfono adecuado para enfrentar el desafío de la educación digital, o el teletrabajo, la posibilidad de acceder a trámites “on line” en los servicios públicos, la comisaría virtual, para los trabajadores, estudiantes y ciudadanos, impactando además en la economía y la empleabilidad. En otros casos la brecha se observa en la utilidad y usabilidad de las herramientas digitales, de baja productividad, destinadas a comunicación y entretenimiento. Tambien tiene que ver con cuestiones culturales, muchos servicios públicos insisten en el error de la presencialidad del trabajador y los usuarios.
Según el informe de Subtel de diciembre de 2019, las conexiones de Internet fija alcanzaron los 3,4 millones de suscripciones. Del total de accesos a Internet (21,9 millones de suscripciones), el 84% son realizados desde un dispositivo móvil (18,5 millones de suscripciones 3G y 4G), un 94,3% corresponde a navegación por smartphones. Se requiere un aumento de conexiones de calidad a ubicaciones fijas, que en muchos casos pueden obtenerse con mejor relación de costo/calidad a través de soluciones como la banda ancha fija inalámbrica (BAFI), la tecnología 4G y 5G, para que los chilenos tengan conexiones de mayor calidad.
El estudio de Brechas de Uso de Internet de Fundación País Digital, señala que un 76% de los habitantes de zonas urbanas usan Internet, pero, en el mundo rural menos del 50 % lo hace, reproduciendo la exclusión social, al ser los sectores sociales más vulnerables los afectados. Torbjörn Fredriksson, jefe de economía digital de la UNCTAD señala que “Los que no tienen acceso corren el riesgo de quedarse atrás a medida que se acelera la transformación digital, especialmente en los países retrasados”.
Competimos en el mundo global arrastrando odiosas desigualdades que se agrandan por la brecha digital, territorios subconectados con otros hiperdigitalizados; comunidades con políticas públicas digitales y otros en los que solo es un remedo; zonas donde las herramientas tecnológicas amplian las capacidades de productividad y en las más pobres eso no ocurre. Se necesitan políticas públicas claras y una respuesta multilateral coordinada para enfrentar el desafío de la digitalización.