Los ensayos clínicos de fase 3 de la vacuna china Sinovac que se realizarán en la región de Valparaíso se aplicarán a 500 trabajadores de la salud de los hospitales Gustavo Fricke, de Viña del Mar, y Carlos van Buren, de la ciudad patrimonial, quienes se inocularan como voluntarios.
La vacuna, que esta semana recibió la autorización del Instituto de Salud Pública (ISP), comenzará a probarse en los próximos días y será la escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso (UV), la que coordinará en esa región dichos testeos.
Según el director de la escuela de Medicina de la UV, Rodrigo Vergara, la aplicación de la vacuna “estará sujeta a una serie de requerimientos. Se inoculará al personal cuya edad fluctúe entre los 18 y 60 años, que además deberá estar libre de ciertas enfermedades y, en el caso de las mujeres, se excluirá a las embarazadas”.
“Los ensayos se realizarán en los hospitales Gustavo Fricke y Carlos van Buren, una vez que sus respectivos comités de ética así lo ratifiquen. Se hará en 250 personas de cada uno de esos centros asistenciales, de los cuales la mitad recibirá la vacuna y la otra un placebo”, precisó el doctor Vergara.
En el caso de que la vacuna demuestre ser útil, el paso siguiente será aplicársela al personal que antes recibió el placebo.
“En esta etapa será importante considerar los tiempos de espera para evaluar los resultados, que a lo más deberían estar disponibles en unos seis meses, período en el que el personal de salud que fue inoculado continuará trabajando”, sostuvo Vergara.
A su vez, las especialistas en infectología e investigadoras de la UV, Marcela González y Daniela Fuentes, serán las coordinadoras de los ensayos clínicos en los hospitales Fricke y Van Buren, respectivamente.
Según Fuentes, el hospital porteño ya conformó un equipo de enfermeras voluntarias que tendrá a su cargo la aplicación de las vacunas y reveló que partirán con los profesionales y el personal de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), que por las funciones que desempeñan están en contacto directo con pacientes con Covid-19.
“Esta vacuna tiene el virus muerto, y por eso quien la reciba jamás va a contraer la enfermedad. Ahora bien, la gran mayoría de las reacciones adversas en los diferentes estudios que se han hecho hasta ahora en el mundo han sido las que se ven habitualmente en la aplicación de vacunas, como fiebre, dolor o eritema en la zona donde fue aplicada. Y así y todo han sido bajas, pues no es una vacuna muy reactogénica”, aseveró la doctora Fuentes.