Por José Santelices.
Todo indica que la salida del gabinete del ministro de Defensa, Mario Desbordes, es un hecho que se concretaría este lunes. Y no se iría solo, sino que lo haría acompañado de su par de la Secretaría General de la Presidencia, Cristián Monckeberg, que se ha transformado en su adlátere.
Primero la partida era en marzo. Así lo habría acordado el ministro con el presidente. Luego, en enero, pero una desafortunada frase presidencial, selló el distanciamiento de Desbordes con su jefe y lo que le quedaba de consideración hacia él, se diluyó.
En ese contexto, las piezas calzan para que el 5 de enero próximo, el Consejo General de Renovación Nacional, proclame a Mario Desbordes como su precandidato presidencial, más allá de las pataletas de Carlos Larraín y de la jugada de Andrés Allamand y su entorno, que levantaron el nombre de un ajeno al partido, muy liberal y con el perfil indicado como para amagar las posibilidades del actual ministro de Defensa: Sebastián Sichel, presidente de Banco Estado y ex candidato a diputado de la Democracia Cristiana. No por nada los detractores del Canciller, haciendo un juego de palabras con su apellido, lo llaman “Allacrand”.
Si bien está animada la cosa en RN, desde la UDI observan con interés los movimientos tendientes a un cambio de gabinete que el gobierno pretendía para el mes de enero, a propósito de la salida de sus cargos de los ministros candidatos a constituyentes u otra cosa. Desbordes ahora tiene estatus de “rock star”, por lo que sale solo del gobierno. A lo más, acompañado de Monckeberg, que está muy comedido a la hora de secundar a su par de Defensa, y la UDI ve la oportunidad de llevar algo en esta pasada.
Alertados en la tienda de Suecia de los movimientos ministeriales, se apuraron a gestionar el reemplazo en Defensa. Si bien es cierto que han circulado con fuerza un par de nombres, entre los que corre con ventaja el del militante RN Alfonso Vargas, habría un “tapado”: el senador UDI Alejandro García Huidobro. La idea de la jugada es entregar el cupo del parlamentario al nuevo presidente del partido, Javier Macaya y llevarlo al senado, aunque sea por secretaría.
La respuesta en RN no se hizo esperar: a Pablo Urquízar, ex jefe de gabinete de Alberto Espina, lo habrían hecho firmar su militancia en el partido, con el fin de llevarlo a la subsecretaría que hoy ocupa Alfonso Vargas, que ascendería a ministro en el cupo que deja vacante Desbordes. Claro, la firma de la ficha es relevante en un sistema secuestrado por el cuoteo, en el que todos tienen “un hacha que afilar”, y devanean enceguecidos por espacios de poder.
Finalmente, habrá que poner atención a los movimientos de Andrés Allamand. Todo indica que está fuera de combate y muy cómodo en Relaciones Exteriores. Pero la realidad, sería otra, ya que estaría evaluando salir del gabinete… para hacer frente a Desbordes.
Mientras tanto, el gobierno se sigue cayendo a pedazos y ahora, literalmente se desborda. Esta historia continuará.