Por José Santelices.
Se nota relajado Jorge Tarud, relajo que durante la entrevista muta a una preocupación real, que lo lleva a exclamar durante sus respuestas, demostrando pasión por defender sus convicciones.
Sonriente y afable, el ex diputado, diplomático y embajador en China del ex presidente Ricardo Lagos, abre la conversación con AtentosChile recordando su época de estudiante de derecho en la Universidad de Chile. “Era mi ramo preferido, yo tenía un 7 en constitucional”, señala espontáneamente, antes de contar que “leí a fondo (la propuesta) para ver las causas, no lo que te cuentan los medios de comunicación”, tras lo que exclama a modo de conclusión de su lectura “¡Nooo… esto no puede ser! Esto va a crear un conflicto permanente en Chile”.
Se pone serio y afirma que estudió a fondo el texto. Es categórico: “me habría encantado votar Apruebo, pero como demócrata, no puedo”.
– ¿Cómo ve el presente de Chile?
Lo veo muy complejo, considerando la polarización que existe en el país. Hay mucha gente que no entiende que esta no es una elección más, sino que se trata de definir el futuro del país, se establecen las reglas generales para el funcionamiento de nuestra democracia.
– ¿Qué le pareció el trabajo de la Convención Constitucional?
Una buena parte de los convencionales no se tomó en serio cual era su rol. Una Constitución Política no se hace para un gobierno y terminaron en una constitución partisana.
Los convencionales no entendieron el su rol y la importancia de lo que estaba en juego ahí adentro. Estaban muy entusiasmados con la prensa, hacían puntos de prensa, se daban a conocer porque muchos de ellos van a ser candidatos a alguna cosa, una buena parte de ellos dio un show bastante vergonzoso. No tomaron conciencia de su rol y ahí está buena parte de lo que la gente comenzó a rechazar, que un convencional vote desde la ducha, por ejemplo… Son cosas que fueron deteriorando fuertemente el proceso. Hubo gente buena, pero crearon un espectáculo bastante indigno una buena parte de ellos.
– ¿Por qué va a votar rechazo?
Yo leí primero los 499 artículos del borrador y posteriormente los 388 de lo que se nos propone como Constitución y tengo demasiados reparos, en cuanto al sistema político, se divide al país en varias naciones… hay muchos aspectos que son muy preocupantes.
– ¿No le gusta el sistema político que propone el texto?
El sistema político elimina el Senado, propone un Congreso de Diputadas y Diputados ‘superpoderoso’, en donde el día de mañana a un presidente o presidenta, sea de izquierda o de derecha, le bastará tener a la mitad más uno de los diputados presentes en la sala para hacer lo que se le antoje, porque no tiene contrapesos. Eso es un enorme riesgo para la democracia.
Creen que la gente de regiones somos todos ingenuos porque proponen una Cámara Regional que en principio ni siquiera tenía atribuciones, sino que dijeron ‘una ley las determinará’. Después, como hubo mucho pataleo se establecieron algunas atribuciones, pero no es un contrapeso para nada.
Ese sistema político (el propuesto) sería muy dañino y único en el mundo, un sistema presidencial con cámaras asimétricas. ¡Eso no existe en ninguna parte! Pasaríamos a ser un conejillo de indias, un país experimental y yo no quiero hacer experimentos con Chile y menos aún con la situación difícil que estamos viviendo.
– La plurinacionalidad ha sido objeto de muchas críticas ¿Cómo ve Ud. la propuesta de la Convención en este aspecto?
Divide al país en varias naciones. Yo le recordaría a la gente que el proyecto de Constitución que elaboró la presidenta (Michele) Bachelet, señalaba que se reconocen a los pueblos indígenas como parte de la nación chilena. Con la propuesta de la Convención se constituirían ‘autogobiernos’. Yo no sé si alguien se imagina al señor (Héctor) Llaitul con un ‘autogobierno’ y más aún cuando la ministra del Interior quiere entrar a Temucuicui y la reciben a balazos. O cuando el subsecretario del Interior quiere entrar a Cañete que está en lo que fue su distrito como diputado y también lo reciben a balazos. Con ‘autogobierno’ podrían también tener relaciones internacionales… a mí me parece una división del país absolutamente inaceptable.
Además, se propone un veto muy fuerte en el artículo 191, que establece que se requiere el consentimiento indígena para reformar lo que los afecte en esta Constitución. Es decir, los que dicen ‘Aprobar para reformar’, saben que no es cierto, porque no van a poder reformar ni la plurinacionalidad, ni los gobiernos autónomos ni nada. No van a poder reformar porque está el veto.
– ¿Qué le parece la eliminación del estado de emergencia?
Me parece preocupante. Hemos visto lo que sucede en La Araucanía. El actual presidente de la República, Gabriel Boric, cuando era diputado siempre votó estuvo en contra y ahora él mismo tuvo que decretarlo. Le puso ‘acotado’, pero es casi igual que el estado de emergencia decretado por Sebastián Piñera.
El estado de emergencia se elimina y los que dicen ‘no, pero tenemos el estado de catástrofe…’ ¡es mentira! El estado de catástrofe se aplica sólo, como su nombre lo indica, cuando hay terremotos, aluviones, etcétera. No es para la mantención del orden público. Para eso es el estado de emergencia y fue eliminado.
– Y en materia de justicia, Ud. ha sido crítico del borrador de la Convención.
¡Establece ‘sistemas de justicia’! O sea, los chilenos vamos a ser juzgados de otra manera, dependiendo de si tienes origen indígena o no lo tienes.
Tampoco hay legislación escrita de los pueblos originaros, ¡no hay! Hace poco le preguntaron al señor (Fernando) Atria si conocía la justicia yagán, evidentemente dijo que no, porque no hay nada escrito, entonces ¿quién va a juzgar?
En referencia a la justicia mapuche, Tarud señala “¿quién va a juzgar? ¿va a juzgar un lonko, un machi? ¿Qué pasa cuando un ‘chileno’ tiene un problema con un indígena? ¿Lo va a juzgar un Lonco? No puede haber distintos sistemas de justicia.
¡Considera también un Consejo de Justicia! O sea, no. ¡No, no, no! ¿A dónde vamos a llegar?
Al cierre de la entrevista, señala que “toda esta situación, para quienes estuvimos por el Apruebo (en el plebiscito de entrada), es desilusionante. Estamos muy desilusionados, porque la Convención no escuchó a la ciudadanía, se enfrascó en una burbuja revolucionaria y los derechos sociales los dejaron para el final.
Señala que “ese millón trescientas mil personas que se reunión en la plaza Baquedano, plaza Italia, Plaza Dignidad, como la quieran llamar, no estaba pidiendo plurinacionalidad, gobiernos autónomos o el fin del Senado, ¡no! Ellos estaban pidiendo justicia social por los abusos que se han cometido en Chile: colusión de los pollos, colusión de las farmacias, platas sucias de parte de gente en la política, pensiones miserables. La gente dijo basta a eso, eso es lo que pedía. Pero los convencionales se entusiasmaron en hacer un sistema ‘a su pinta’.
Finalmente, expresa su posición para después del plebiscito: “a los verdaderamente demócratas no nos es posible votar Apruebo. Lo que queremos es una nueva constitución, en consecuencia, a partir del 5 de septiembre vamos a luchar para eso y que sea la ciudadanía la que decida la forma, que sea (propuesta por) el Congreso Nacional, una nueva Convención, un comité de expertos. Que la gente decida cómo lo quiere hacer y con un plazo acotado.