Por Carlos Cantero. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Ex Senador.
Carabineros está asediado y en la indefensión, enfrentando cotidianos desbordes de violencia y destrucción, como consecuencia de la crisis estructural y el desgobierno político en que nos encontramos. Cada día sectores violentistas promueven manifestaciones que terminan en explosiones de violencia, destrucción y saqueos, sobre los bienes públicos y la propiedad privada. Un éxtasis de virulencia y anarquía, actuando como lumpen.
Hablan de deconstrucción, para denominar y justificar violencia y destrucción, como ocurrió con el Metro de Santiago, con sus estaciones y carros incendiados; con negocios, farmacias, botillerías, hoteles, supermercados, que fueron saqueados e incendiados a lo largo del país, en completa impunidad. Delitos programados, bajo la protección del rebaño, de los cuales nadie se hace responsable, generando pobreza en gente trabajadora, comerciantes y emprendedores.
Ninguna institución muestra capacidad de reacción. Los fiscales corren para actuar cada vez que se observa un abuso de Carabineros, especialmente si hay cámaras de televisión. Pero, nada hacen frente a miles de agresiones a la paz, la tranquilidad, los actos delictuales que ocurren frente a sus narices, imágenes repetidas cotidianamente por los medios de comunicación. Lo mismo que las agresiones a Carabineros, no solo con piedras y elementos contundentes y cortantes, sino con balines disparados con hondas resorteras y las bombas incendiarias lanzadas maliciosamente. Actos impunes, con la elocuente e impúdica inoperancia y lenidad de fiscales y jueces.
Los agentes de derechos humanos, sospechosamente oportunos a los excesos de Carabineros, pero ciegos a las agresiones y vejámenes que cada día se cometen contra las fuerzas de Orden. Poco o nada ayudan los medios de comunicación: la TV promueve la farándula, en función de la audiencia y marketing. Los políticos eluden su responsabilidad como generadores de las condiciones para los desbordes sociales. Se esconden detrás de Carabineros, que es la institución que da la cara, en medio de las cotidianas y fatigosas refriegas. Han dejado solos a los Carabineros enfrentando el caos de las calles. ¡Paradojalmente los abusivos son los que arriesgan su integridad, sus carreras y desfilan por tribunales!
Sectores de la izquierda radical permanentemente desacreditan y relativizan los ataques a Carabineros. Son ciegos a los asesinatos ocurridos en la Araucanía, no los asumen, no los mencionan y muestran desdén frente a la violenta realidad. Uno de sus objetivos parece ser desacreditar el rol de Carabineros. Mientras tanto la ciudadanía toma consciencia del proceso de polarización a que los extremos radicales, de uno y otro lado, arrastran a nuestro país.
Hay sectores muy reconocidos por su militancia -y odiosidad contra Carabineros- que claman por la disolución de la institución. ¿Quieren mejorarla o quieren destruirla? Es evidente que Carabineros requiere más y mejor preparación, tanto del funcionario, como del oficial! Debemos velar por la sujeción de la institución a la legalidad en todos sus servicios al país.
Es muy evidente que se les debe dotar de mayor capacidad técnica, analítica y de manejo de las herramientas tecnológicas y digitales. Pero, ¿Es que acaso no son los propios políticos en el Congreso y el Gobierno, los que deben tomar e implementar esa decisión? ¿En qué estarán pensando aquellos que piden su disolución? Es tiempo de que el Parlamento y el Gobierno, dejen las Comisiones de Estudios y avancen con la reforma de una buena vez!
Hago un llamado al General Director, Señor Mario Rozas, para que haga un gesto de nobleza con el país, la institución y la gente bajo su mando. Es el momento para denunciar el abandono en que se encuentra la institución; la impunidad de los políticos que definen misiones y procedimientos y luego hacen pagar a los funcionarios de abajo; el doble estándar de fiscales y jueces; la asimetría que se evidencia en derechos humanos; la desidia de autoridades políticas irresolutas y timoratas. General: deje de exponer a sus subordinados, enfrentándolos a ese caos sin ninguna garantía. Termine con la exposición de su gente condenándolos al sacrificio. Salve su honor y el de la institución.
Queremos ver al General Director, pasando a la historia como el gran General que puso su cargo a disposición del Presidente, con coraje, hidalguía y nobleza, exigiendo garantías para su institución. Tenga el coraje de parar a sus Carabineros. Dedique ese día para hablar de servicios y derechos humanos, nada de enfrentamiento con manifestantes ni delincuentes. Todos dimensionarán la impotencia, cansancio y frustración que les embarga y la importancia de vuestra función. Tiene en sus manos el prestigio y futuro de la institución.