Para algunos puede resultar extraño, pero en Talca esperar las cero horas del 31 de diciembre en el Cementerio Municipal es una costumbre arraigada. Y este año no será la excepción. Exactamente a las 23.30 horas se abrirán las puertas del camposanto para todas las personas que deseen acompañar a sus seres queridos.
Así lo señaló el alcalde Juan Carlos Díaz, quien aseguró que este año se realizará, además, una misa que será el preámbulo para esperar la medianoche junto a quienes ya partieron.
El jefe comunal enfatizó que “esta tradición data de muchos años y producto de la pandemia habíamos realizado cierres temporales. En esta oportunidad realizaremos una liturgia a las 23 horas y media hora después estará abierto para todos los vecinos que tengan deudos en el cementerio”.
Los reducidos aforos y restricciones del Minsal obligaron al jefe comunal a suspender esta encuentro. Sin embargo, hoy está plenamente confirmado: “Si bien la pandemia aún nos acompaña tenemos niveles de vacunación y de contagios que nos permiten realizar este tipo de actividades, obviamente manteniendo el autocuidado y considerando todas las medidas de mitigación, de control y seguridad”.
Vieja tradición
La historia de Talca y su camposanto municipal asegura que en el año 1979 una conocida familia de apellido Opazo pasó la simbólica fecha junto a su patriarca, recientemente fallecido. Al ver truncadas sus aspiraciones de conseguir permisos, saltaron los muros perimetrales y llegaron hasta su tumba. La noticia recorrió rápidamente la ciudad y poco a poco surgieron peticiones a la administración del cementerio. La comunidad deseaba estar con sus amigos y familiares y dar así la bienvenida al nuevo año.
En 1998 se oficializó y el año 2013 la iniciativa dio la vuelta al mundo como un acontecimiento “poco común”.