De nacionalidad peruana, Edwing Jara había asumido como líder de un grupo de delincuentes mientras su jefe estaba en la cárcel.
El 28 de septiembre pasado, un auto quemado en la comuna de San Joaquín conmocionó a la opinión pública luego de que lograra extinguirse el fuego. Dentro del vehículo, había un hombre con tres impactos de bala que además había sido envuelto con una alfombra.
El origen de esta macabra historia, sin embargo, se remonta a fines del año 2021. El 29 de diciembre de ese año, se registró en pleno centro de Santiago una balacera que enfrentó a un grupo de delincuentes con Carabineros. El saldo fue que tres sujetos resultaron detenidos y otros tres heridos.
Entre los arrestados estaba Fran Toledo, el jefe de la banda que desde la cárcel delegó sus funciones a Edwin Jara, que en su historial contaba con dos condenas por parte de la justicia chilena y dos expulsiones.
Pese a esto, Jara volvió por una tercera aventura criminal en suelos chilenos y por nueve meses tuvo buenos resultados. Tan buenos que el día de su muerte, salió de su domicilio en Macul y a eso de las 18:00 llegó hasta el lugar donde los miembros de su grupo lo comenzaron a torturar.
Ocho horas después, los asesinos lo cargaron en el automóvil envuelto en una alfombra, lo llevaron a otro lugar y le dispararon para luego encenderle fuego. De acuerdo a los datos que ha arrojado la investigación, Jara alcanzó darse cuenta del incendio e incluso aspiró los gases tóxicos.