Este miércoles, el Ministerio de Salud (Minsal) informó el primer fallecimiento causado por implicancias de viruela del mono en Chile.
Se trata de una persona de sexo masculino, mayor de edad, que fue diagnosticada con la enfermedad el 29 de septiembre. El paciente contaba con patologías de base y el sistema inmunológico debilitado (inmunosupresión).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en junio de este año alerta sanitaria mundial por la viruela del mono y al 15 de noviembre se registran más de 79 mil contagios por la infección y 50 fallecidos.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), del total de muertes, 30 corresponden a la región: 12 fallecidos se registran en Brasil, 11 en Estados Unidos, cuatro en México, dos en Ecuador y uno en Cuba.
La viruela del mono es una enfermedad con una sintomatología más leve que la viruela. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos detallan que la persona infectada presenta los siguientes síntomas:
- Fiebre.
- Dolor de cabeza.
- Dolores musculares.
- Escalofríos.
- Inflamación de los ganglios linfáticos (síntoma que no tiene la viruela).
- Agotamiento.
- Hasta tres días después de presentar fiebre, la persona puede desarrollar un sarpullido en la cara y el cuerpo que evoluciona hasta lesiones en la piel como costras.
Desde que la persona se infecta hasta que tiene síntomas (período de incubación), pueden pasar entre siete a 14 días, según los CDC. Asimismo, la enfermedad puede durar entre dos a cuatro semanas.
El virus de la viruela del mono se puede propagar a través del contacto con fluidos corporales, lesiones en la piel o artículos como ropa y ropa de cama contaminada. La transmisión en personas puede producirse por contacto directo con lesiones cutáneas o gotitas exhaladas de una persona infectada o con objetos contaminados recientemente con los fluidos del paciente (como toallas o sabanas).
Actualmente, no hay tratamientos específicos contra la infección por viruela símica, aunque es una enfermedad en general benigna y los síntomas se suelen resolver espontáneamente. No obstante, es importante cuidar la erupción permitiendo que se seque o cubriendo con un apósito húmedo para proteger si es necesario. Además, debe evitarse tocar las llagas en la boca o los ojos.