La excoordinadora sociocultural de La Moneda, Irina Karamanos, entrego su reflexión en torno a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado y la lucha por la democracia.
Fue en el diario estadounidense The Hill, donde la pareja del presidente Gabriel Boric, señaló que “mientras mi país vive este período de recuerdo y reflexión, el debate público sigue girando en torno a la democracia, los derechos humanos y sus condiciones o incondicionalidad. Sin embargo, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de aprender de nuestro pasado reciente”.
“Nuestro país sigue buscando respuestas 50 años después del golpe que supuso el bombardeo de una de las democracias más estables de América Latina. Los recientes titulares de los archivos recién desclasificados sobre el golpe y la dictadura en Chile publicados por el gobierno de Estados Unidos proporcionaron un avance largamente esperado hacia el esclarecimiento histórico”, manifestó Karamanos por los archivos desclasificados.
La cientista social también se refirió a “las víctimas y familiares -en su mayoría mujeres- de quienes padecieron violaciones de derechos humanos durante la dictadura y aún no han encontrado justicia”, y que se han visto obligados a buscar a sus seres queridos por sus propios medios.
“Hace apenas unas semanas, el gobierno chileno asumió un nuevo compromiso de Estado para buscar justicia a través del recién lanzado plan nacional de búsqueda de las más de mil personas que permanecen desaparecidas tras haber sido encarceladas, torturadas y asesinadas durante el régimen militar”, precisó la militante de Convergencia Social.
Así también indicó que “mientras trabajamos para enmendar el dolor de nuestro pasado, debemos dar prioridad a proteger y mejorar las estructuras democráticas para las generaciones futuras. Chile no está solo en esto, ya que nos enfrentamos a la sensación global de estar en un nuevo punto de inflexión para el valor y la legitimación de la democracia”.
Escenario mundialIncluso, Karamanos abordó los periodos presidenciales de figuras como Donald Trump y Jair Bolsonaro.
“Hemos visto la erosión de las instituciones democráticas durante los períodos presidenciales de Trump y Bolsonaro, el auge de los movimientos de extrema derecha en El Salvador, Italia, Hungría, Suecia, Finlandia, elecciones notables en Alemania y Argentina, y varios golpes recientes en países africanos que han dejado su huella en el escenario mundial”, detalló la pareja del mandatario.
En tanto, la cientista social abordó que “en todo el planeta, los países tenemos la oportunidad histórica de asumir la agencia colectiva y ciudadana individual, de hacernos responsables de una defensa ética y comprometida de la libertad de cada persona a existir, diferir, discernir y elegir. Y no olvidemos los lúcidos argumentos de Arendt sobre la posibilidad del juicio, incluso en los momentos en que algunos intentan igualar las culpas, porque cuando se supone que todos son responsables, nadie puede ser responsabilizado. No, el juicio es moral y judicialmente posible; la justicia, la memoria y la historia son necesarias para no repetir los horrores del pasado”.
“Reflexionando sobre nuestro pasado, deberíamos ser capaces de identificar las amenazas a la democracia de un país cuando las tenemos delante. Conocemos algunos signos en principio aparentemente inofensivos: el uso de la desinformación, las campañas de noticias falsas, los movimientos dirigidos a devaluar la democracia, la influencia de la financiación transnacional, los intentos internos de erosionar las instituciones democráticas. Estas tendencias se están produciendo en todo el mundo, y es nuestra responsabilidad garantizar la expansión concreta de los valores y las instituciones democráticas”, indicó Karamanos.
A Irina le preocupa profundamente lo que hoy ocurre en nuestro país, sin embargo, se enorgullece de “pertenecer a un partido político y de mi rol público como primera dama, mi principal identidad es la de una ciudadana y una activista que cree apasionadamente en el derecho de mis compatriotas a vivir en una democracia estable y próspera”.
“Imagino un Chile donde nuestros derechos sean el punto de partida para la igualdad y donde florezca el pluralismo, donde las personas puedan tanto disentir como alcanzar más libertades”, profundizó la activista.
En este sentido, la militante de CS, dijo que “para alcanzar esta visión y hacer defendible la democracia, los gobiernos deben modernizarse para ser más transparentes y eficientes, permitiendo que sus ciudadanos se apropien realmente de ella como un instrumento propio de decisión que responda y refleje de la mejor manera posible las dinámicas transformaciones de la sociedad”.
“El trabajo también debe ir más allá de los pasillos del poder, ya que existe una responsabilidad cultural y educativa de seguir recordando y remodelando la conciencia histórica colectiva de un país, con el fin de mostrar el impacto de los gobiernos pasados en nuestro presente, evitando a toda costa la replicabilidad de actos, actitudes y mentalidades de deshumanización”, recalcó Karamanos.
Generaciones más jóvenesRespecto a las generaciones más jóvenes, la cientista social dijo que “debemos crear un terreno más fértil”, para que “vivan en una sociedad democrática sana que permita el debate sólido, el compromiso y las opiniones divergentes, especialmente en la vida política.
No debemos permitir ninguna normalización de narrativas que puedan conducir a la deshumanización de otros seres humanos basada en ideales diferentes, y debemos condenar que se condicionen los derechos humanos a determinados aspectos del contexto”.
“Debemos posibilitar mentalidades que permitan también a las nuevas generaciones de derechas remodelar una visión política, liberada de la idea aún fuertemente anclada de que las identidades de derechas están intrínsecamente ligadas a la justificación del golpe de Pinochet”, indicó la activista.
Para ir cerrando, dijo que “no pretendamos que las jóvenes generaciones aspiren a consolarse defendiendo sólo a quienes ven idénticos a ellas. Singularidad y libertad colectiva tienen que ser defendibles al mismo tiempo. ¿Hacemos cada uno de nosotros todo lo posible por mejorar nuestras estructuras democráticas para las generaciones venideras, y las actuales?»