La réplica exacta de la base del monumento a Andrés Bello está disponible para que los “cuerpos cansados y deprimidos” tengan un «espacio posible y seguro para llorar en la vía pública».

Justo a las afueras de la Casa Central de la Universidad de Chile, en plena Alameda, se instaló un lloratorio público, un espacio seguro que busca darle el espacio a personas para que puedan llorar o desahogarse.

Llorar es un ejercicio que muchas personas no suelen darse, para hablar sobre eso conversamos en el Expreso Bío Bío con el psiquiatra, León Cohen.

¿Por qué lloramos? El experto apunta que “las emociones son un complejo que tiene que ver con diferentes situaciones, y uno solo la tristeza, la salud mental tiene que ver con la tristeza más que con la felicidad».

Respecto a la idea del lloratorio, señala que “en Chile, ha sido una cultura evitativa de las emociones, fóbica del control emocional. Hay otro tipo de comunicación con la inmigración. Todo lo que promueva la comunicación emocional, es saludable para la población.

Sobre el no llorar, el retraerse con sus emociones para no mostrar vulnerabilidad frente a un familiar, sostiene que “llorar tiene que ver con conectarse con lo que está sintiendo, y poder junto a la expresión corporal, hablarla y comunicarla con sus vínculos íntimos”.

En relación a los comentarios de los auditores, que comentan que a mayor edad, lloran más seguido, León menciona que muchas veces la gente “no tiene nada que perder”.

“Muchas cosas que pasan en la vida individual, familiar, social, generan una turbulencia emocional, hace que las personas más controladas estén más abiertas a expresar sus emociones”.

Revisa todos los detalles en la entrevista completa.