En el corazón del sur de Chile, los productores de leche se encuentran inmersos en una profunda crisis, que amenaza su sustento y la estabilidad de la industria láctea regional.
Factores económicos y ambientales se combinan para crear un escenario complejo para los agricultores de las regiones de Los Ríos y de Los Lagos, que requiere atención urgente.
Desafíos Económicos
El aumento de los costos de producción, la particular forma para determinar el precio de la leche, la existencia de un poder comprador reducido y la importación a bajos precios, generan presiones financieras significativas para los productores regionales.
En este complejo escenario, muchos productores han desaparecido y los que sobreviven se encuentran cada vez más complicados para mantener sus operaciones.
Con dificultades para acceder a créditos bancarios y con escasa ayuda estatal, “la situación se agrava porque las propias fábricas (de productos lácteos) compran menos leche, cierran instalaciones e incluso han pedido a los productores que disminuyan su producción”, señala un agricultor de Llanquihue, que nos pide resguardar su identidad.
Consultado otro productor de la zona pudo corroborar la información, agregando que no quieren difusión de sus nombres “porque tenemos miedo. Le tenemos miedo a las fábricas porque después no nos van a comprar la leche que, aunque paguen una miseria es mejor que perderla, le tenemos miedo a los bancos, acá hay miedo a todo. Estamos en una crisis que nos hace vivir con miedo”, detalló.
Atentos consultó a los agricultores respecto a la acción de los gremios frente a la crisis, y afirmaron que “a la SNA le preocupan los fruteros, nada más. Y los gremios lecheros están capturados: las propias fábricas les aportan plata por litro de leche que procesan con el fin aportar a la actividad gremial, pero al final parece que para que no les corten esos ingresos no defienden los intereses de los agricultores. Acá está todo mal, todo podrido”, lamentan.
Otro factor que complica a los productores tiene que ver con las inversiones necesarias para mantener y modernizar sus instalaciones productivas, que junto con los desafíos logísticos, han contribuido a una disminución en la rentabilidad, poniendo en riesgo la viabilidad de las explotaciones lecheras que hasta ahora han logrado sobrevivir.
Además de los retos económicos, los productores enfrentan desafíos medioambientales. Cambios climáticos impredecibles afectan la disponibilidad de pasturas y el acceso a recursos hídricos, afectando la calidad y cantidad de la producción lechera.
La sostenibilidad se ha convertido en una preocupación apremiante, y los agricultores buscan formas de adaptarse a un entorno en constante cambio.
En este contexto, un agricultor señaló que “los productores de leche en la región deben unirse y hacer un llamado urgente a las autoridades de gobierno y los empresarios para abordar la crisis de manera integral. Se requieren medidas que impulsen la estabilidad económica de los productores, que promuevan prácticas sostenibles y que brinden apoyo para la modernización de las instalaciones. Pero también hay que terminar con los abusos de los compradores que desde su posición dominante nos imponen precios y nos están llevan al hambre, ante la indolencia de las autoridades”, puntualizó.
Finalmente, otro agricultor, que también pide mantener en reserva su nombre, señaló que “en estos tiempos difíciles, es esencial la solidaridad entre los diferentes actores de la cadena láctea. La colaboración entre productores, industrias procesadoras, y otros actores es fundamental para encontrar soluciones sostenibles que aseguren la supervivencia a largo plazo de la industria lechera en el sur”, cerró.