Afectados por los bajos precios del trigo y los granos en general, muchos agricultores de la macrozona sur del país optaron por sembrar raps para las temporadas 2023 y 2024, confiados en salir de la dura crisis económica por la que atraviesan.
De acuerdo con lo señalado por un productor importante del sur de Chile, que pide mantener su identidad bajo reserva, “vienen de Oleotop y te convencen de que faltan hectáreas, que ‘siempre te vamos a estar comprando’, y muchos agricultores este año sembramos, sobre todo porque el trigo y los granos en general están tan malos. Nos atrevimos y sembramos raps. ¿Y qué pasó? Nos llaman por teléfono la semana pasada y nos comunican que los contratos se van a pagar de una forma distinta a lo pactado en los contratos”, afectando sus expectativas y derrumbando la ilusión de tener una buena temporada, además de dejar hipotecada la próxima, al ya estar sembrada la tierra y comprometida la venta de la producción.
Otro productor explica que “en Chile, el mercado del raps está compuesto por sólo dos poderes compradores: Gorbea y Oleotop”, este último perteneciente al grupo Agrotop, liderado por la empresaria Karina von Baer.
“Con Gorbea no hay problemas, pero Oleotop cambia las condiciones de pago por teléfono, incumpliendo el contrato, pero no nos dejan más opción que aceptar, de lo contrario perdemos todo y si llegamos a demandar el cumplimiento del contrato no nos compran nunca más. Más encima, los gremios, que deberían actuar en representación de nuestros intereses, no son capaces de hacer nada. Nos van a arruinar, más de lo que ya estamos”.
Los propios compradores convencen a los productores señalándoles que para satisfacer el consumo interno se necesitan 70.000 hectáreas sembradas anualmente.
Este año 2023, la superficie sembrada alcanzó aproximadamente a 55.000 hectáreas.
Con esos números, desde Gorbea y Oleotop se les ha planteado a los agricultores que siembren raps por las buenas condiciones económicas que atraerá la venta de su producción.
Los contratos celebrados con los productores establecen que una vez entregada a la empresa la producción, esta procede a hacer una liquidación que considera diversos factores, como “peso, humedad, kilos, entre otros. Una vez que ellos te entregan esa liquidación, tu puedes facturar y por contrato ellos tienen la obligación de pagarte a los diez días. ¡Eso sale en los contratos!”, señala uno de los agricultores afectados, quien agrega que “ahora te van a recibir el raps y lo van ‘a guardar’ y ellos te van a decir cuando facturar para recién ahí empezar a contar los diez días que tienen para pagar.Hay agricultores que tienen 300, 500 millones involucrados y el costo financiero lo asume el agricultor. Además, tu ves grandes montos de dinero, pero el margen es muy bajo porque cada día está más caro sembrar, por las semillas, los fertilizantes, los insumos. Con este abuso, nos van a arruinar y no podemos hacer nada”.
Frente a la posibilidad de iniciar acciones judiciales para exigir el cumplimiento de los contratos, todos los agricultores involucrados coinciden en que no es un camino viable: “nunca más nos comprarían nada. Esto no da para más: mientras el gobierno y los parlamentarios no hagan algo en contra de los abusos provocados por las distorsiones de mercado van a seguir abusando”.