Superar la pobreza, trabajos bien remunerados, desarrollo sustentable. Tres conceptos a los que recurre en conversación con atentos.cl Galvarino Reiman, el destacado líder mapuche que se encuentra empeñado junto a un grupo importante de peñis en levantar un proyecto de desarrollar e industrializar la agricultura en el Gulumapu, en el sur de Chile, “para todos, acá no sobra nadie”.
“Hay que hablar del desarrollo integral, que no tiene que ver con una cuestión solo material, de gran infraestructura. También hablamos de la coexistencia de una sociedad mapuche, de un pueblo mapuche, con todos sus recursos naturales, pero entendiendo que el mundo en el cual estamos viviendo requiere también de una visión más valiente para cómo, bajo estos elementos fundamentales para el ser mapuche, y estamos hablando de la biodiversidad y el desarrollo, pueda producirse una complementariedad en el ámbito de la vida mejor, porque al final del día lo que nosotros reivindicamos como mapuche, es tener una vida mejor en el tiempo. Eso requiere un equilibrio dentro de un proceso de desarrollo” reflexiona de entrada, con el rostro serio y la mirada puesta en un punto que pareciera estar viendo el futuro.
¿Cómo se logra ese desarrollo integral en un proceso de industrialización?
“A través políticas de inversiones racionales. Se trata de poder generar una economía más equilibrada, más humanitaria, más sociable, con sentido. Y eso permitirá crear trabajos más justos, más dignos. En el fondo, planteamos una economía basada en el valor humano, basada en el valor de la naturaleza, basada en el valor de la vida en el futuro, no sólo en el presente, porque eso es pan para hoy y hambre para mañana”.
“Teniendo presentes todos estos elementos, nosotros claramente decimos que hay que promover el desarrollo y hay que tecnologizarse; hay que producir materia prima y a esa materia prima tenemos que darle valor agregado y ahí está el tema de la industrialización. Muchos emprendimientos mapuche han fracasado porque se han desarrollado en pequeña escala, con pocos recursos, sin apoyo. Para promover un emprendimiento se requiere apoyo, tener todo cubierto, todos los requerimientos. Por ejemplo, vamos a producir trigo y vamos a industrializar el trigo a través de un molino. Entonces hay que tener una política productiva bajo ciertos estándares, hay que tener la maquinaria, hay que tener el transporte y hay que tener la industria donde se va a procesar. Toda esa tecnología que hay que usar debe estar disponible. Y luego viene el tema del mercado: qué dimensión lo vamos a hacer, a dónde va a ir dirigido el producto”.
¿En qué industrias visualizan el desarrollo del proyecto de industrialización del agro?
“En el trigo, la ganadería, la leche y una serie de productos que se pueden desarrollar y que perfectamente los mapuche lo podrían producir por la cantidad de recursos naturales y por la cantidad de tierra que tienen. Estamos hablando de una economía y de un desarrollo económico mapuche integral. Pero, reitero, esto tiene un valor, una coherencia entre los valores la biodiversidad, sin hacer daño de manera irracional, de manera agresiva a nuestros recursos naturales. Es un tema interesante e importante que en las comunidades mapuche lo estamos hablando, lo estamos discutiendo”.
¿Esperan apoyo del Estado?
“Esto tiene que ver con un poder económico y da la impresión de que se ha determinado en la política del Estado que los mapuche no pueden desarrollar grandes proyectos económicos. Esas son limitaciones, pero el tema de la economía lo vemos en varios niveles, con una producción local, nacional, y también a nivel internacional, relacionándonos con socios que pudieran permitir, bajo estos estándares, bajo estos principios, también tener relaciones en ese marco”.
¿La política de restitución de tierras de CONADI ha servido para desarrollar emprendimientos agrícolas?
“La política de restitución de tierras tiene que ver solamente con un asunto de devolver materialmente una cantidad de tierra a las comunidades. Eso es importante porque tiene que ver con arraigo cultural, pero para la situación económica no, porque hasta ahora todas las tierras que ha entregado CONADI, no han tenido un apoyo potente en el área de producción, entonces las comunidades reciben tierras, pero sin un plan de inversión, sin recursos para trabajar y eso ha impedido el desarrollo del pueblo mapuche”.
“Es evidente que la compra de tierras sin un proyecto productivo no genera ninguna mejora en las condiciones económicas y sociales de las familias mapuche. Sólo transforma a una familia en propietaria de una cantidad de hectáreas de tierra que no puede trabajar. El Estado no puede desentenderse de esta situación ya que tiene claro que la política de restitución de tierras a secas sólo es una ilusión de desarrollo económico y social de nuestro pueblo. Entonces, lo que el Estado debe hacer es generar las condiciones para que cada compra de tierras vaya acompañada de un proyecto productivo que le permita a ese grupo de familias mapuche salir de su condición de pobreza y además de esta forma puedan constituirse en un aporte a la producción agrícola nacional”.
Ustedes trabajan para cambiar eso.
“¡Claro! ¿Qué pasaría si para los mapuche hubiera un encadenamiento y una política de producción de la tierra, de manera colectiva, integrada, planificada, desde la producción hasta la industrialización? La cosa seria distinta y esto requiere de un trabajo enorme, en la lógica del cooperativismo. Una comunidad puede no ser suficiente para abastecer un mercado, pero en conjunto las comunidades perfectamente podrían responder a los requerimientos del mercado. Las tierras CONADI están ahí, hay muchas tierras que no están siendo productivas por no tener los recursos necesarios, maquinaria, capital para hacer inversiones”.
Ustedes son partidarios de que CONADI adquiera para las comunidades tierras en las cuáles desarrollar proyectos con capital de trabajo, con apoyo tecnológico y con apoyo técnico profesional.
“Ese es un tema innovador en el sentido de que se está tratando de incidir para que las tierras entregadas a las comunidades no queden botadas y que, si hay infraestructura en los campos, no se pierda. Hay campos con un nivel productivo importante y un nivel de mano de obra, trabajadores, importantes. Entonces, cuando las comunidades dicen ‘queremos recuperar tierras, queremos que se nos entreguen’, la idea es que se continúe produciendo cuando los predios son viables, porque efectivamente con un cierto nivel de producción se puede mejorar la condición de vida de la personas. La idea es poder fortalecer, desde un ámbito colectivo y desde el cooperativismo, la producción. Con ello podríamos generar un poder económico que permitiría dar una señal importante y potente para una imagen al país y a nosotros mismos los mapuche, de que todo proyecto se puede desarrollar cuando hay un nivel de organización y hay un nivel de apoyo. Y, obviamente, tiene que haber un nivel de claridad y un nivel un nivel de convencimiento”.
¿O sea, desean darle continuidad al trabajo de los campos que reciban vía CONADI?
“Claro, porque no se trata de instalar algo nuevo si hay algo que funciona. Hay que conocer, aprender y tomar toda la experiencia que hay ahí y aprovechar su infraestructura. Además, se salvan puestos de trabajo y se aprovecha la experiencia de los trabajadores. Todos ganan”.
¿Cómo piensan desarrollar este proyecto?
“Es importante el desarrollo de manera colectiva y no de manera individual. Producir a través de cooperativas y llegar a fabricar, a agregar valor. Pero está sujeto al tema de los recursos porque si no están, esto será sólo una buena idea. Por otro lado, en la gente tiene que haber claridad y convencimiento en esta idea, porque si no también las propias personas serían un obstáculo para promover el desarrollo”.
Y el capital ¿cómo piensan levantarlo?
“El tema de los capitales no es fácil. El plan buen vivir o las comisiones gubernamentales que están trabajando este tema (el tema mapuche) no tienen políticas reales de apoyo, es una cuestión muy limitada. Aún tienen que haber conversaciones bien francas con la estructura del Estado, que apoyen proyectos productivos reales, pero no es fácil porque no hay una cultura de apoyo con recursos importantes a poblaciones mapuche. Eso es un desafío”.
Además de recursos estatales, ¿se podría involucrar a privados en el aporte de capital?
“Por supuesto, y eso sería una muy buena señal de cómo ellos (los privados) voluntariamente pueden contribuir a reparar de manera simbólica, por haber usufructuado de esas tierras. Eso no lo hace cualquiera, no lo hace cualquier particular o cualquier empresa. Tiene que haber una convicción, un reconocimiento de que las tierras pertenecen a los mapuche. Esta contribución sería muy potente, muy especial, si efectivamente se dan estos estos gestos. Pero eso no tiene nada que ver con la cuestión de Estado, es una cuestión particular. Una vez obteniendo todo esto, el Estado debería contribuir económicamente al desarrollo de los proyectos en cada campo y a llevar adelante un plan de industrialización. Por otro lado, también se requiere de una conexión con el mercado, con particulares, con inversiones y aportes que permitan atraer recursos para alcanzar el objetivo de generar desarrollo, en este caso industrial, fabricar, no sólo producir materias primas”.
Lo que ustedes están proponiendo es un modelo de negocio nuevo que implica producir, fabricar y comercializar. ¿También se estarían beneficiando a los consumidores finales porque le estarían llegando los productos a un menor precio?
“Es la idea. En el fondo, equilibrar la economía desde la producción hasta el consumidor, porque la economía hoy día, a mi entender, tiene una mirada demasiado lucrativa, individualista. Eso ha provocado, entonces, mucha mirada negativa de lo que significa la empresa, de lo que significa la economía. Y resulta que ninguna sociedad, ni un pueblo se puede desarrollar si no de desarrolla su economía, si no desarrolla sus recursos, si no se desarrolla materialmente”.
Pero todo con equilibrio…
“Todo con un equilibrio, desde la producción de la tierra, desde el uso de los recursos naturales, hasta que el consumidor tenga un precio razonable. Todos los temas se pueden equilibrar, desde una mirada humana, porque al final lo que queremos es que se produzca economía, pero con valores, que es lo que hoy día le falta a la sociedad y al mundo. Por eso estamos en la situación en que estamos, con problemas ambientales, con problemas de quiebre con la naturaleza, de agredir demasiado a nuestros recursos naturales, y se produce lo que hoy día llaman calentamiento global”.
“La propuesta es un modelo de desarrollo económico e industrial basado en la solidaridad, basado en la justicia y en el buen vivir, que es el equilibrio total: ahí está la producción, está la industrialización, está todo. Es un principio valórico de la vida misma, desde la alimentación, del cuidado de la naturaleza. Si se requiere industrialización, hay que hacerla; desde el mercado. Eso es lo que implica todo este concepto. La industrialización va a permitir trabajar para superar la pobreza, la falta de oportunidades, generar trabajo bien remunerado y combatir el extractivismo”.